Cientificismo: qué es, cuáles son sus consecuencias, cómo se rebate
¿Por qué grandes científicos, como Galileo Galilei o Isaac Newton, que no eran ningunos tontos, sino verdaderos genios y portentos de la inteligencia, eran creyentes y veían con respeto e interpretaban la Biblia? ¿Por qué en el s. XVIII se implantó la idea de que para avanzar en la ciencia había que darle una patada a la fe? El cientificismo no está en el ADN de la ciencia, sino que es fundamentalmente un agregado que tuvo su origen en el s. XVIII. ¿Por qué pasó? Te lo explicamos más a detalle aquí:
Orígenes del cientificismo
El cientificismo se caracteriza por considerar que la única forma de conocimiento válido es la ciencia. Lo que no sea ciencia, no tiene validez, es pura opinión, subjetividad y gusto. El cientificismo no viene de la ciencia, sino de varios factores:
(1) Éxito de la ciencia experimental: produce resultados, tecnología y cambia la vida de la gente muchas veces mejorándola. Esto tiene un impacto social, da prestancia y altera los presupuestos del gobierno porque hay que hacer investigación y ciencia. Además, la tecnología a finales del s. XVIII produjo algo impresionante: la Revolución Industrial. Al mismo tiempo, surgió el capitalismo. Esta combinación provocó una especie de aceleración. Esta fue la circunstancia que se presentó en occidente empezando particularmente por Inglaterra.
(2) La ciencia moderna tiene un enorme poder explicativo y ese poder explicativo luego se refleja en bienestar para muchas personas (por ejemplo, las vacunas). Este impacto de la ciencia se siente en los hogares y en la vida de la gente. Eso hace que las personas fácilmente caigan en una especie de admiración irrestricta.
(3) Presión de los intelectuales: realidad sociológica interesantísima que se va a dar fundamentalmente en Francia y que está ligada a un fenómeno que la historia recoge copiosamente y se llama la Ilustración que significó un movimiento social y político, que va a decir que por un lado está la ciencia (conocimiento racional) y, por otro, la fe (pura superstición). Un personaje que va a tener un impacto importante dentro de este proceso: Voltaire.
Las poco conocidas raíces sociales y políticas
Hay factores políticos y sociales por los cuales se estableció artificialmente la oposición entre ciencia y fe. Son factores políticos y sociales que propiciaron el lenguaje de antagonismo en el que muchas personas han nacido y crecido. Cuando hablamos de ciencia, muchas personas automáticamente piensan que todo lo que tiene que ver con la religión y con la fe debe quedar excluido. No solo eso, muchas personas piensan que la ciencia es un conjunto de conocimientos que por su propia exigencia rechaza lo que tenga que ver con fe, religión o Dios. Todo eso según ellos debería quedar cancelado. Ellos piensan que el método científico como tal reclama que se excluyan todas estas cosas. Es más, muchos piensan que la única forma con validez pública y realmente fundamentada es la ciencia. Eso es cientificismo. Es muy interesante darse cuenta que esa no era la actitud que tenían algunos de los fundadores de la ciencia que nosotros conocemos. Isaac Newton era una persona creyente y dirigió su atención hacia la Biblia, pero ¿por qué surge el cientificismo? Esto fue lo que sucedió en el s. XVIII:
En Francia fue donde se propagó con mayor fuerza un movimiento social, político e intelectual de inmenso impacto conocido como la ilustración. En ese tiempo, la sociedad francesa estaba dividida en tres clases sociales: nobleza, clero y pueblo. La sociedad de aquella época era una sociedad muy estable, es decir, si nacías en la nobleza te quedas en la nobleza, etc. Esa inmobilidad social es absolutamente clave porque es absolutamente detestable. Desde el s. XII, empiezan a surgir otras realidades. Por ejemplo, surge el comercio, el estudio, etc. El pueblo busca un mejor lugar dentro de la sociedad, es decir, una cuota de poder. Ellos quieren acabar con esta inmovibilidad social y quieren tener acceso al mundo de las decisiones y marcar también los rumbos de la sociedad en su conjunto. Como ejemplo de estos grupos tenemos La Signoria de Florencia, que tiene sus orígenes en la nobleza pero en la que poco a poco van entrando los comerciantes y van accediendo a los puestos de poder.
Luego, tenemos el caso de dos intelectuales que producen conocimiento, avanzan en la línea científica y utilizan la razón para producir nueva tecnología: Jean le Rond d’Alembert y Denis Diderot. Estos dos intelectuales franceses quieren una cuota de influencia real en la sociedad y se dan cuenta que el cambio que ellos quieren no se va a producir si la nobleza y el clero, que con tanta frecuencia estaban juntos, estén donde están. Es ahí donde se establece el conflicto entre el recurso a la razón y la antigua tradición que se llamaba Antiguo Régimen. Ellos querían acabar con esa inmovilidad social para tener una sociedad más igualitaria, sobre todo, para que ellos mismos pudieran surgir. Por supuesto que D’alembert y Diderot no estaban solos pero los menciono porque son los que estaban vinculados a un proyecto que se llama la «Enciclopedia«, una famosa obra que llegó a publicar 17 volúmenes. Esta obra es como una especie de gigantesco manifiesto que quiere mostrar que la razón es la que tiene capacidad para mejorar la vida humana. Entonces, lo que ellos quieren mostrar es que esta razón es la que ayuda a comprender y a mejorar la vida humana, de aquí viene una idea muy importante para estos intelectuales: la idea de progreso. Frente a la inmovilidad, idea típica del Antiguo Régimen, ellos están proponiendo una sociedad dinámica que continuamente va subiendo. Esa es la idea que después se volvió luego ideología del progreso. Para estos pensadores, el Antiguo Régimen debe desaparecer y si debe desaparecer entonces es necesario acabar con todo tipo de privilegios de la nobleza y también con la influencia del clero. Con el poder de la nobleza se acaba sometiendo a juicio y finalmente se termina decapitando como sucedió con el rey Luis XVI de Francia y su esposa la reina Maria Antonieta. En cambio, no se podían masacrar miles de religiosos, sacerdotes y obispos. La manera de acabar con la influencia del clero, para que según ellos hubiera verdadero progreso, fue desacreditar al clero presentándolo como una cantidad de embaucadores, ignorantes y supersticiosos. D’alembert y Diderot en la «Enciclopedia» no hicieron tanto eso, pero hombres como Voltaire y Rousseau dispararon contra el clero diciendo que todo el clero es ignorante y que la Iglesia es la infame y, por consiguiente, hay que destruir a la infame. Es de ahí de donde surge la idea de que la ciencia tiene que estar completamente en conflicto y tiene que rechazar absoluta y totalmente la fe. Hay una historia política y social detrás de todo esto y si uno no toma en cuenta esto nunca termina de entender por qué pasamos de un Galileo, católico y piadoso, o de un Newton, creyente, a la situación de este s. XVIII en el que se implantan las raíces del cientificismo.
Contradicciones lógicas internas del cientificismo
Vamos a mostrar ahora que el cientificismo, a pesar de que hace gala de mucha razón e inteligencia, en el fondo tiene grandes contradicciones.
Cuando uno examina al cientificismo mismo uno se da cuenta que el cientificismo es en realidad una especie de parásito que se pegó con todas sus fuerzas a la ciencia. La ciencia no es dogmática como el cientificismo que parte de un dogma que es que el único conocimiento válido es el que proporciona la ciencia. Es como una especie de idolatría de la ciencia. Por eso si uno cultiva la ciencia uno no tiene que ser cientificista, de hecho la buena ciencia es humilde, sensata y sabe rechazar este tipo de parásito. ¿Por qué decimos que es un parásito? Pues porque tiene contradicciones lógicas, es decir, no sirve para encontrar la verdad y aquello que no sirve para encontrar la verdad no es útil para la ciencia:
En primer lugar, conviene decir que una contradicción lógica es aquella que afirma y niega algo a la vez, por tanto, no se puede concluir nada. Hay tres grandes contradicciones lógicas en el cientificismo:
(1) La frase que resume al cientificismo no se puede demostrar por medio de la ciencia. La demostración científica de la frase «La única forma de conocimiento válido es la ciencia» teniendo en cuenta que el método de la ciencia supone la experimentación, la teoría y la verificación, entonces ¿cuál es el experimento científico que podría demostrar esa frase? Admitamos que la ciencia puede mejorar la vida humana porque produce agua potable, vías de comunicación, ordenadores o mejor medicina. Cada una de estas cosas es un ejemplo particular, pero esa frase es una afirmación general. Ninguna suma de casos particulares puede ser una demostración general. La conclusión a la que llego es que la frase que describe el cientificismo no la puedo demostrar por medio de la ciencia, por tanto, el cientificismo se contradice a sí mismo.
(2) El punto de partida de la ciencia es la observación. El problema es que uno nunca puede demostrar la objetividad de una observación. Uno puede confiar en que esa observación es objetiva porque uno ve que lo repiten otras personas y obtienen lo mismo.
(3) La ciencia tiene un presupuesto indemostrable: el mundo tiene que ser racional, es decir, el mundo tiene que obedecer a leyes. Si yo no creo eso, todo el proyecto científico carece de todo sentido. Lo tengo que suponer, pero no lo puedo demostrar. El cientificismo hace caso omiso de lo que la ciencia no puede demostrar y además tampoco se puede demostrar a sí mismo.
Por eso el cientificismo es absurdo desde el punto de vista lógico. La ciencia es algo muy respetable, es un regalo precioso. Estas contradicciones del cientificismo no afectan a la ciencia, que es una actividad noble, grande y útil, el problema es cuando empezamos a idolatrar. La idolatría no lleva a ninguna parte.
El callejón sin salida del cientificismo ante los problemas éticos
El cientificismo quiere poner la ciencia en todas partes. Y quiere ponerla sobre todo como único árbitro de toda la vida humana, incluyendo los grandes problemas éticos. La ciencia, que está tan bien equipada para alcanzar sus propios objetivos, cuando se le pone en una tarea que no es la suya resulta espantosamente ineficiente. Conocer los límites de la ciencia no es quitarle importancia, es darle la importancia que merece. La ciencia tiene limitaciones intrínsecas severas que le impiden asumir un papel para el que no fue hecha. Examinemos varios problemas éticos:
(1) Dignidad: entendemos que el ser humano tiene un valor intrínseco por el solo hecho de ser humano. ¿Es lo mismo un chimpancé llorando y un niño llorando? ¿Cómo resolverías el tema de la dignidad desde la sola y escueta ciencia? Entonces, ahí es donde nos damos cuenta que la ciencia se queda corta. Algunos dicen que perfectamente se podría hablar de la dignidad en términos de complejidad (a mayor complejidad, mayor dignidad) pero el concepto de dignidad no se capta a través de la ciencia porque en el fondo la ciencia es descriptiva.
(2) Prioridades: si nos quedamos solamente en el campo científico, ¿cómo resolvemos el tema de la adopción de niños por parte de parejas? Hay que dar una razón o decir si da lo mismo. Si te quedas solamente en el campo científico, harás un estudio, pero para demostrar científicamente hay que esperar muchos años para ver cómo funcionan las adopciones, y la pregunta es: ¿a qué le das tú el peso en esos estudios? Llegas a una serie de factores como salud, autoestima, estabilidad emocional, etc. Cada uno de estos temas es un tema tremendo de estudio ¿qué pesa más? Esto no te lo dice la ciencia, no te puede decir el hecho de que la persona tenga mayor autoestima o mejor socialización. La ciencia no nos da prioridades. La ciencia solo te puede hablar de supervivencia. La ciencia, frente a estos problemas éticos, solo tiene descripciones y por su propia naturaleza no tienen capacidad de hacer juicios de valor.
(3) Sentido: la ciencia finalmente calla y deja en el aire la respuesta de sentido común, es decir, no nos dice el porqué.
(4) Subjetividad o conciencia personal: toda observación supone una exterioridad y la subjetividad es interioridad. ¿Puedes observar exteriormente lo interior?
La ciencia puede hacer descripciones pero una descripción no responde a la esencia. Esto es importante porque hay que darle un sí a la ciencia pero hay que mostrar claramente el callejón sin salida al que conduce el cientificismo. La ciencia no es ni la única actividad humana ni la actividad que tiene que definir todo en la vida humana.
Los límites de la ciencia no son los límites del conocimiento
Nadie duda de los grandes logros de la ciencia moderna pero ¿es la ciencia la ÚNICA fuente de conocimiento válido? Al examinar el método científico mismo nos damos cuenta que las grandes fortalezas de la ciencia implican también grandes limitaciones:
(1) Control: hay que escoger una parte de la realidad. En la medida de lo posible, hay que limitar los factores que influyen dentro de esa parte de la realidad. Por ejemplo: laboratorio.
(2) Medición: cantidades, ecuaciones, relaciones entre cantidades que se expresan en forma de leyes probabilísticas, estadísticas, ecuaciones diferenciales, polinómicas… La medición necesariamente nos lleva a relación entre números.
(3) Repetición: pruebas, permite que las cosas se confirmen. Solo se puede confirmar aquello que se puede repetir.
¿Todo se puede controlar, medir y repetir? Estas tres limitaciones no pueden darse, ni tendrían por qué darse, en todas las áreas de la vida humana. En aquellas cosas en las que no se dan, también hay conocimiento. Por ejemplo: a las conclusiones o respuestas que llegamos en el discernimiento (vocación personal) no llegamos siempre por un camino científico y, sin embargo, eso es conocimiento. Un porcentaje no nos da una respuesta sino nos da una indicación. La ciencia tiene sus límites y hay conocimiento que va más allá de esos límites y ese conocimiento interesa bastante y es sumamente valioso también.
Hay sabiduría también más allá de la ciencia
Cuando uno se queda con el cientificismo está perdiendo verdaderos tesoros de sabiduría. Hoy se llama ciencia, abusivamente, a casi cualquier acumulación de conocimiento que sugiere una cierta correlación entre variables. Se da una especie de exageración e hinchazón para darle nombre de ciencia y darle más credibilidad a las cosas. Lo cual produce consecuencias:
(1) Desacredita a la verdadera ciencia.
(2) Se presta para el sensacionalismo y la divulgación barata.
(3) Hace creer que la ciencia lo puede responder todo, afianzando así el cientificismo.
Pero si en cambio nos quedamos en lo que es la verdadera ciencia, descubrimos que hay mucha sabiduría en otras áreas de la vida humana con estos ejemplos muy concretos y sencillos:
– Literatura clásica y popular
– Vida familiar
– Tradiciones orales de muchos pueblos
– Experiencias de sentido propias de la filosofía y la religión
El estar en ese énfasis unilateral e inflamado sobre la ciencia hace que nos perdamos todos los tesoros que pueden estar en esos ejemplos. Hay mucha sabiduría ahí, hay que saberla encontrar, agradecer y practicar.