Como cada jueves en el Colegio Mayor Pedralbes se organizan las «patrullas», grupos de residentes que de manera voluntaria reparten bolsas de comida a las personas «sin techo» de Barcelona. En los últimos dos años, se ha incrementado el número de personas «sin techo» en nuestra ciudad. El pasado jueves 17 de mayo no fue una excepción. El plan era, como siempre, salir del Colegio Mayor a las 20:30h. con las bolsas de comida, y repartirlas alrededor de Plaça Catalunya donde hay muchas personas en esta situación. La idea del plan no es solamente repartir las bolsas sino establecer una conversación con esa gente para conocer sus historias.
Pilar, por ejemplo, estaba sentada en el escaparate de un establecimiento de comida rápida, con su carro y sus bolsas. Nos sentamos todos a su lado y charlamos mientras se comía una pizza que una chica le había dado. Ella era ya mayor, y nos contó haciendo broma que en su vida pasada había sido una persona muy rica. Los dos otros grandes personajes de la noche fueron la pareja Jordi y Ángeles, que estaban en un cajero de La Caixa en el que la mismísima Directora de la Oficina les había dado permiso para dormir temporalmente a cambio de que lo mantuvieran limpio y no dejaran entrar a gente «rara», según nos explicaron. Hacía dos meses que los habían desahuciado del piso familiar de Jordi, en el que él había vivido 51 años… toda su vida, y ahora estaban en la calle sin saber cómo afrontar la situación aún. Ángeles estaba enferma, no podía respirar bien y tiene que ir regularmente al médico a que le proporcionen oxígeno y medicamentos. Nos contaron que iban a un centro de día a ver la tele, a conocer a más gente en su misma situación, asearse, e intentar por todos los medios reincorporarse a una vida «normal».
Volviendo al Colegio Mayor, y una vez habíamos repartido todas las bolsas, hay que reconocer que uno se sentía aún más agradecido y afortunado de encontrarse algo tan sencillo como un plato en la mesa y una cama donde poder dormir. Sabemos que repartiendo unas cuantas bolsas de comida de vez en cuando no arreglaremos el problema de la gente sin techo, pero al menos es una forma de implicarnos en su solución, que debería ser una responsabilidad política y social de todos.