Recuperar el cerebro y la paz en la era de la sobreestimulación
En la actualidad, la sobreestimulación se ha convertido en un fenómeno omnipresente que afecta todos los aspectos de nuestras vidas. Desde la infancia hasta la vida profesional, nos encontramos constantemente expuestos a estímulos externos que amenazan con desequilibrar nuestra paz mental y dificultar nuestra capacidad de concentración. Este artículo explora la importancia de reconocer y abordar la sobreestimulación en la sociedad contemporánea, analizando sus manifestaciones en diferentes etapas de la vida y destacando sus impactos en aspectos cognitivos y volitivos. A través de ejemplos concretos y reflexiones sobre cómo contrarrestar este fenómeno, buscamos entender mejor la necesidad de recuperar el equilibrio mental y la serenidad en medio de la era de la sobreestimulación.
¿Por qué es importante?
El fenómeno de la sobreestimulación está impactando en todos los aspectos de nuestras vidas. Aquellas personas que se ven constantemente sometidas a estímulos excesivos tienden a ser más susceptibles y manipulables, especialmente a través de estrategias de marketing. Observamos situaciones cotidianas donde la atención se dispersa fácilmente, ya sea en niños hiperactivos que luchan por concentrarse o en universitarios que necesitan tener música constantemente. La sociedad está experimentando una pérdida progresiva de habilidades fundamentales como la lectura, la escritura y la comunicación, y todo esto se relaciona directamente con la sobreestimulación.
Este fenómeno tiene un carácter esencialmente individualista. Una sociedad sometida a la sobreestimulación se convierte en un entorno donde el individualismo predomina, y las consecuencias de esto se manifiestan en la incapacidad para gestionar adecuadamente las relaciones familiares, de pareja y matrimoniales.
¿En qué consiste la sobreestimulación?
La sobreestimulación se refiere a un estado casi constante de alerta sensorial provocado por estímulos externos. Nuestro cuerpo cuenta con órganos sensoriales, siendo la vista el más desarrollado, seguido por el oído y otros sistemas relacionados con el contacto, el olfato, el paladar y el tacto en sus diversas formas. La sobreestimulación mantiene al cerebro en un estado de excitación constante, y aunque nuestro cuerpo está diseñado para mantenerse alerta, el exceso de estímulos puede tener consecuencias negativas.
Ejemplos
En el caso de los niños, la sobreestimulación comienza con la intervención de padres y otros adultos, a menudo a través de dispositivos móviles y tabletas, que requieren que los niños estén constantemente enfocados en alguna pantalla.
En la adolescencia y la etapa universitaria, es común ver a jóvenes con auriculares, sumergidos permanentemente en la música. Este comportamiento está fuertemente vinculado al individualismo y conlleva el riesgo de aislamiento generacional, donde las personas solo se relacionan con aquellos que comparten sus mismos gustos.
En la vida profesional, la sobreestimulación puede manifestarse de manera menos inmediata pero sigue presente en aspectos relacionados con el dinero. La cultura egoísta, materialista y hedonista, junto con la presión constante de buscar nuevas experiencias, contribuye a un ciclo de sobreestimulación que puede ser perjudicial de manera silenciosa.
¿Cómo se difunde?
La sobreestimulación se propaga principalmente a través de los medios de comunicación y las redes sociales. El «swipe» en las aplicaciones representa un ejemplo claro: si algo no nos interesa, simplemente pasamos al siguiente. Existe una constante presión por mantenernos conectados y recibir notificaciones. La publicidad exterior también contribuye a la sobreestimulación, llegando a un punto donde se habla de contaminación visual. La viralidad en las redes sociales implica la propagación activa del fenómeno, convirtiéndonos en cómplices de nuestra propia sobreestimulación.
En el fondo de este fenómeno, encontramos una pirámide social que atrae a más personas hacia esta lógica, lo que se conoce como transmisión activa. Además, existe una transmisión pasiva más sutil, donde las personas buscan seguir las tendencias para no sentirse excluidas, ya sea en moda, bailes u otras actividades sociales.
¿Cómo nos afecta?
La sobreestimulación tiene efectos principalmente en dos áreas:
PARTE COGNITIVA
La sobreestimulación afecta la parte cognitiva, es decir, la forma en que conocemos, aprendemos y pensamos. Las personas sobreestimuladas tienden a desarrollar la imaginación, la fantasía y la emoción de manera intensa, pero esto puede llevar a la pérdida de habilidades cognitivas como el análisis deductivo y la capacidad crítica. La capacidad de argumentación, análisis y lógica tiende a desaparecer, lo cual tiene consecuencias en las relaciones interpersonales, como el noviazgo o la crianza de los hijos.
Estimulación vs. SobreEstimulación
Es fundamental distinguir claramente entre la estimulación, que es necesaria para el crecimiento saludable, y la sobreestimulación, que representa una sobrecarga de estímulos similar al exceso de sal en la comida.
PARTE VOLITIVA
La sobreestimulación impacta en la parte volitiva, es decir, la voluntad del individuo. Provoca un fenómeno de deseo intenso seguido de frustración intensa. La insatisfacción permanente, que puede aplicarse tanto a lo material como a las relaciones interpersonales, refuerza la idea de que se necesitan constantemente nuevas experiencias, amigos y relaciones, contribuyendo así a la llamada «sociedad del descarte». Este fenómeno alimenta el individualismo, que va en contra de la necesidad humana de sentirse conectado con las personas adecuadas.
Jesús dijo: «El que persevere hasta el final, ese se salvará». La sobreestimulación, al ser aliada de la inconstancia, dificulta la posibilidad de la verdadera perseverancia.
¿Qué cosas podemos hacer?
- Muchos especialistas sugieren evitar las redes sociales al menos dos horas antes de dormir para evitar la sobreestimulación y permitir un descanso pleno.
- Fomentar la lectura como un ejercicio de pausa y reflexión. En Pedralbes, contamos con un club de lectura que ofrece literatura de calidad.
- Participar en retiros espirituales mensuales y anuales en Pedralbes. Estos momentos de silencio y desconexión profunda son fundamentales para desintoxicarse de la sobreestimulación.
- Caminar en silencio por la naturaleza o escuchar pódcast enriquecedores. Estas prácticas ayudan a mantener activo nuestro cerebro de manera saludable.
- El rezo diario del Rosario en Pedralbes, después de las comidas, unifica voz, mente, corazón y cuerpo. En la lucha contra la sobreestimulación, el Rosario se revela como una herramienta poderosa, aunque cualquier forma de oración bien practicada también lo es.